Santillana del Mar, su enorme patrimonio y sus célebres tres mentiras

Quizá lo hayas oído alguna vez: Santillana del Mar es la ciudad de las tres mentiras, porque ni es santa, ni es llana, ni tiene mar. Sin embargo, lo que no engaña es su belleza: dicen que es uno de los pueblos más bonitos, no solo de Cantabria, sino de toda España.

En realidad, el apelativo de «Santa» no hace referencia a la ciudad, sino a Santa Juliana, a quien está dedicada su famosa Colegiata, una auténtica joya del románico y el monumento más destacado de esta localidad de origen medieval, que sigue mostrando esa huella en sus edificaciones de piedra.

Juliana de Nicomedia nació en el actual Turquía (antigua Asia Menor), en el seno de una familia importante y nada religiosa (de hecho, su padre perseguía cristianos), así que ella se bautizó en secreto. Fue torturada y encarcelada y a los 18 años le cortaron la cabeza. Sus reliquias fueron viajando por diferentes zonas de Italia, hasta llegar a Nápoles, aunque también hay reliquias en Bélgica y, por supuesto, llegaron a Santillana, de la mano de unos monjes peregrinos.

La segunda de las mentiras de esta pintoresca ciudad es la característica de «llana». Evidentemente, no lo es: tanto su suelo adoquinado, como sus calles onduladas son testigos de ello. Santillana del Mar conserva un magnífico matrimonio de diferentes siglos: La actual Colegiata surgió de diversas ampliaciones en el siglo XII y, aunque la huella medieval es importantísima en esta localidad, también conserva destacadas edificaciones renacentistas y barrocas.

Y, por último, está el apellido: «del Mar». Santillana del Mar no es una localidad de costa, pero tampoco está demasiado alejada, ya que la playa más cercana, Santa Justa, está a unos 10 kilómetros. De hecho, se dice que este apelativo estaría relacionado con la tradición marítima y comercial que tuvo esta zona en el pasado.

Además de la impresionante Colegiata, Santillana es conocida por su cercanía con las cuevas de Altamira, una de las muestras artísticas más importantes de la Prehistoria. Fue descubierta en 1868 y es considerada como «la Capilla Sixtina» del arte rupestre. Si vienes a Cantabria, esta es una parada obligatoria.

Visitar Santillana del Mar y el Museo de Altamira bien merece hacerlo de la mano de un guía profesional, que te explique con detalle la relevancia de estos dos enclaves. Por eso, nuestra oferta en esta localidad es variada.

Puedes optar por una visita básica como nuestro free tour, que se centra en la Plaza Mayor, donde están situados algunos de los edificios más importantes y el exterior de la Colegiata de Santa Juliana. Si quieres una visita más completa, puedes optar por la visita guiada que incluye el interior de la Colegiata y su magnífico claustro o, también, por “Santillana al Completo”, la visita en la que, además de todo lo anterior, se incluye el interior de la Torre de Don Borja, edificación del siglo XVI declarada Bien de Interés Cultural.

Pero, además de la visita, merece la pena que sigas paseando por sus callejuelas y disfrutes de los establecimientos de los artesanos locales: dulces, quesos, madera, cerámica… no podrás resistirte. ¿A qué esperas?